lunes, 26 de septiembre de 2016

Pequeñas cosas

El otro día leí que quien no haya aprendido a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, no ha empezado a vivir. Esto es algo que tardas en aprender pero que cuando lo sabes, te ayuda a ser mucho más feliz. Lo malo es que sólo aplicamos la lección normalmente después de algún golpe.

La felicidad está en aquellas pequeñas cosas...como dice la canción de Serrat. En cosas cotidianas del día a día que te arrancan una sonrisa, que te hacen sentirte bien y que cuando faltan, es cuando te das cuenta de que eran grandes.

Como disfrutar de un atardecer, un paseo con mi perro, un beso de buenas noches, el olor a café por la mañana, dormir en sábanas limpias, escuchar a tu cantante favorito en el coche, ver dormir a un bebé, una ducha caliente después de hacer ejercicio, reencontrarse con una vieja amistad, una llamada, ayudar a alguien, ver crecer a tus hijos, sentir el apoyo de tu pareja.

Sonreir al evocar un recuerdo, una cena con amigos, despertarse con un beso, un abrazo donde refugiarse, quitarse los zapatos después de un día duro, una visita a mi abuela, una celebración familiar, un rayo de sol en la cara, el olor a hierba mojada, andar descalza en el jardín, gritar en un concierto, sentirse orgulloso de un proyecto, el primer helado del verano, una tarde de sofá con un buen libro, meter los pies en el mar.

Reir hasta saltarse las lágrimas, un chocolate caliente cuando hace frío, las luces de Navidad, un regalo inesperado, un viaje sorpresa, que mi sobrino me llame tía, la mirada azul de mi ahijada, el olor de una flor, estrenar ropa, andar descalza en casa, ver fotos antiguas, charlar en una larga sobremesa, mi perro acurrucándose junto a mí, un parque lleno de risas infantiles, colaborar en una labor altruista.

Y copio el final de lo que leí, que sonaba a reproche, a pregunta retórica, a animarte a espabilar, a disfrutar... "¿Dónde la estás buscando?"



No hay comentarios:

Publicar un comentario